La gente me pregunta continuamente por qué no escribo mi propia biografía. Yo respondo que no soy nada interesante en punto a biografía. Jamás he matado a nadie. Nunca me ha sucedido nada extraordinario. La primera vez que un quiromántico me examinó las manos me proporcionó una gran sorpresa contándome la historia de mi vida, o, al menos, tanto de ella como se lo permitió el tiempo. Aparentemente conocía algunas cosas que yo nunca revelé a nadie. Días más tarde mencioné, en conversación con un amigo (William Archer), que había estado haciendo experimentos de quiromancia. Inmediatamente mi amigo me extendió la mano y me desafió a que le dijera de su vida algo que no supiese gracias a mi amistad con él. Le dije de su vida exactamente lo que el quiromántico me había dicho de la mía.
También él se asombró, como me asombrara yo anteriormente. Ambos habíamos creído que nuestras experiencias eran únicas, en tanto que eran iguales en un noventa y nueve punto nueve por ciento. Y el quiromántico no se había referido al punto uno por ciento restante. Es lo mismo que si una pareja de monos creyeran que sus esqueletos son únicos. Y tendrían razón, pero sólo en lo concerniente a uno o dos huesos, porque los anatomistas nos dicen que no hay dos esqueletos exactamente iguales. En consecuencia, un mono tiene todo el derecho del mundo a exhibir su hueso o dos, como curiosidades. Pero debe rechazar el resto de su esqueleto como totalmente carente de interés. Debe guardárselo para sí, si no quiere aburrir intolerablemente a la gente con él.
También él se asombró, como me asombrara yo anteriormente. Ambos habíamos creído que nuestras experiencias eran únicas, en tanto que eran iguales en un noventa y nueve punto nueve por ciento. Y el quiromántico no se había referido al punto uno por ciento restante. Es lo mismo que si una pareja de monos creyeran que sus esqueletos son únicos. Y tendrían razón, pero sólo en lo concerniente a uno o dos huesos, porque los anatomistas nos dicen que no hay dos esqueletos exactamente iguales. En consecuencia, un mono tiene todo el derecho del mundo a exhibir su hueso o dos, como curiosidades. Pero debe rechazar el resto de su esqueleto como totalmente carente de interés. Debe guardárselo para sí, si no quiere aburrir intolerablemente a la gente con él.
George Bernard Shaw
6 comentarios:
vivencias
George Bernard Shaw:
Creo que si, tal vez seamos 99.9% iguales, pero-y ese pero como siempre invalida lo anterior- ese .1% restante, ese es el que vale destacar. Ese .1% que hace que Yo sea Eduardo y el Bernard. Esos uno o dos huesos, no son "curiosidades", son lo que nos hace únicos e irrepetibles. Belén es Belén, lo sé, no hay otra.
Quizás muchos de nosotros no pusimos el énfasis en desarrollar ese .1%, por pereza, por desconocimiento de nuestras capacidades, o por falta de oportunidades.
Esto me recuerda la historia de Madame Curie: una científica, inquieta, trabajadora, luchadora incanzable en pos de un descubrimiento, del saber como patrimonio de la humanidad.
En su estudio por desentrañar el origen de las sustancias radioactivas, hizo frente a mil adversidades. Para lograr obtener 1 gramo de bromuro de radio- trabajando en condiciones lamentables- debió procesar: ¡7000kg de pechblenda!.Eso representa el .000000143% de toda esa masa de piedra. Muchísimo menos que el .1% que nos identifica como distintos.
Ojalá tengamos nosotros esa misma perseverancia para encontrar y desarrollar ese .1% de nuestra personalidad.
Y Bernard Shaw fue el y solo el
por ese .1% que lo hizo distinto a todos los demás, único y genial.
Algunas perlitas de Bernard Shaw que encontre por ahi:
Si has construido un castillo en el aire, no has perdido el tiempo, es allí donde debería estar. Ahora debes construir los cimientos debajo de él.
El primer amor es una pequeña locura y una gran curiosidad.
Ves cosas y dices,"¿Por qué?" Pero yo sueño cosas que nunca fueron y digo, "¿Por qué no?".
La que sigue es sobre el:
“Bernard Shaw no tiene ningún enemigo en el mundo. En compensación, no les agrada a ninguno de sus amigos.”
Oscar Wilde
Esta es sobre una conversación:
George Bernard Shaw a Winston Churchill: Acá le hago llegar dos entradas para la primera noche de mi nueva obra de teatro. Traiga a un amigo… si es que lo tiene.
Churchill, por respuesta: Imposible asistir a la primera función. Iré a la segunda… si es que hay segunda.
Y esta la pongo porque me gusto aunque no incluya a Bernard Shaw:
Lady Astor: Winston, si yo fuera su esposa, le pondría veneno en el café.
Winston Churchill: Nancy, si yo fuera su marido, me lo tomaría con gusto.
Y bue edu... Siempre pongo a gente que es de mi palo jajajaja
Iguales como el mate que tomo... AMARGOS!!!
jaja
gracias edu, me rei un tocazo
Acá estoy de vuelta, quede enganchado con el tema y no puedo zafar…
Volvamos al principio. En cuanto a la autobiografía, creo que él se refiere a ese tipo de
autobiografía en donde se relatan las peripecias personales y los acontecimientos históricos que le tocaron vivir o fue testigo. Pero hay otro estilo de autobiografía como la de las: “notas autobiográficas” de Albert Einstein en donde el interés está concentrado en el relato de su biografía intelectual, con el argumento de que (según las propias palabras de Einstein):
"Lo fundamental en la existencia de un hombre de mi especie estriba en qué piensa y cómo piensa, y no en lo que haga o sufra”
PS
Si te reiste un tocazo, ya esta, viva la vida, las palabras van y vienen.
Publicar un comentario