martes, 29 de abril de 2008

QUE TE PUEDO DECIR ACASO?


You're all that I have and you're all that I need
Each and every day I pray to get to know you please
want to be close to you,
yes I'm so hungry
You're like water for my soul when it gets thirsty
Without you there's no me
You're the air that I breathe
Say Sometimes the world is dark and I just can't see
With these, demons surround all around to bring me down to negativity
But I believe, yes I believe,
I said I believe I'll stand on my own two feet
Won't be brought down on one knee
I'll Fight with all of my might and get these demons to flee...
Matisyahu - King Without a Crown.

Quieres una crítica de la razón, pura, objetiva, fría, quieres un deber ser que se actúe en escena, y que no termine como todo en un "y bue... pero no se hace como se debería hacer".

Y sin embargo estudias abogacía para no ensuciarte litigando (esa palabra es tan sucia que te limpias las asperezas de la lengua con un repasador para no paladearla). No quieres estar arrodillado diciendo que defendiste un violador, no quieres arrastrarte con la mugre vendiéndote al mejor postor, no quiere ser laborista: tu alma de santurrón se estremece con decir Código.

Quieres mucho Gelman, mucho Chesterton, y mas aún de Cortazar. A la Pizarnik la quieres lejos (esta tan loca como la que te escribe), y si te digo Fogwill me gritas degenerada. Es un puritanismo tan grandilocuente el tuyo…

¿Qué quieres que te diga después de tu gran y magnánimo monólogo? ¿Qué me queda por gritarte? ¿Sabes qué es lo peor?… Que yo se que quieres que te grite… Pero no pienso hacerlo.

Estas ya en quinto año, la práctica pasa volando, y yo solo estoy en tercero como condicional porque no termine Civil I, ¿estoy acaso preparada para responderte?

Estudias por conocer por el Cognos (en verdad estudias por la chapa de abogado), y yo no estoy muy lejos, estudio porque no se que hacer, y escribo porque es una especie de enfermedad para exorcizarme (como Andrew me decía muchas veces en tantos cafés…).

Con tu política no comparto ni siquiera un punto, y las falacias de tu discurso me caen como una patada en el hígado (ojala me queden pastillas de Biletan enzimático para cuando termine).

Te mueves en la política como una víbora y te contoneas como un pollito mojado por tu tan diminuta jerarquía. No quieres mancharte con la tan “grasa” defensa del culpable, para eso están los poco cultos y barbáricos que estudiaron y se ganan un pesito por cliente. Vos limpio como para empañarte.

¿Pero sabes que te olvidaste? Entre tanta blasfemia, y gritos a la diestra y a la bendita siniestra… Te olvidaste del espíritu, de los sentimientos.

Mucho logos, mucha moral, mucha apariencia a la carta para los labios del degustador, y muy poca alma.

¿Sabes como se que no quiero acoplarme en tu protesta?

Porque siento, y porque aún respiro. Tu aroma a supuesto sacramento me llena la nariz de la mierda encubierta.

Te veo cobrar el contrato todos los meses, sonreir siempre a los que se afanan a descubierto lo que quedan de sueños del resto de la plebe (nosotros).

Te veo hacer tantas cosas, que el virtuosismo ha intentado esconder lo mas bajo del alma de un idiota… otro mas… un montoncito gris adherido en la masa inerte y dinamica que no termina de gritar y moverse a donde dice que indica el cartel.

Pero que se yo, mi ilustrado citizen, que no termine civil todavía, y me gusta la pizarnik?

lunes, 28 de abril de 2008

Los intelectuales y el camino correcto - Fogwill

Quizás una de las contribuciones más valiosas del terror de Estado es la perfecta división del espectro político. Desde la posguerra, y en un crescendo que se acentuó con la revolución cubana, el campo de la izquierda se fue poblando de intelectuales, movidos mas por una búsqueda experimental, o por una de manda de coherencia lógica, que por una necesidad o un interés de clase. AI mostrar los dientes al Estado, se produce una disparada, con lo que se beneficia el campo de la inteligencia, recuperando talentos para su actividad especifica, y se beneficia el campo político, deshaciéndose de ciertos cuadros que acompañaban sus luchas con la frivolidad característica de los intelectuales. La cultura argentina aparece ahora enriquecida con figuras como Portantiero, (que acaba de anunciar que ya no persigue el socialismo, como antaño, sino apenas un reino de ideas más claras), o como el filósofo Terán, que en un ensayo brillantemente escrito se reconoce como parte de "una tendencia que apostó con furor y fue derrotada con crueldad", a partir de lo cual renuncia al marxismo, eso sí, "sin abandonar la premisa de que la desigualdad económica es una iniquidad entre los hombres". (Cualquier conocedor del marxismo se asombraría al observar que se abandona la parte mas sólida de esta corriente de pensamiento, -sus premisas teóricas y metodológicas-, al tiempo que se conservan sus dogmas morales mas controvertidos, por ejemplo, esa premisa que se obstina en llamar "inicua" a la característica primordial de las sociedades humanas: ¡así son de asombroso los efectos del terror de Estado!)
Los libros, como las ideas, son consecuencia de la historia, pero también son historia, y hacen historia. El ensayo, la novela y el informe científico que se van a comentar, están llenos de consecuencias de la historia reciente, y cada uno con sus bellezas y sus torpezas, ayuda a construir la historia que ahora empieza a empezar.

Serruchando con Blem

¿Que te mueve el piso?
O que lo serrucha quizás.
No tengo la menor idea en mi caso.
A mi vieja le mueve el piso limpiar las puertas con Blem, y ver supuestamente algo que nadie ve a diario... Su reflejo.
A Meme le gusta ver su faso prendido, perdido en el humo y en el amor desilusionado verde que jamás lo abandona ni en el Abasto.
Al bahiano que me descorazona, le apasionaba Daytona, y las pujas en los remates. Ahora solo toca las cuerdas de su guitarra y la trompeta de Chet. (Yo creo, no se si lo descorazonó o le serruchó el piso).
A la lu, le descorazona los redondos, el indio y Skay.
A la gente le descorazona y le serrucha el piso tantas cosas, les abrimos un agujero en el piso y se deslizan por ese remolino interminable de blasfemia y de estupidez, sin pedir permiso inclusive, ellos se ven obligados a hacerlo. Nos descorazona la vecina, sabina, la morfina, la sardina, la salina, el igna, la pila, tantas inas nos descorazonan.
Nos movemos el piso mutuamente además, agarramos temblores ajenos, los disfrutamos: los paladeamos un poco de a pedacitos, los tragamos, los escupimos, y nos equivocamos en adueñarnos de lo ajeno; y terminamos tirando el cardozo al suelo, ni un rastro del durazno con el perfume (ni el más leve aroma).
Se ven obligados a sacarse el corazón y a ponerlo en el freezer porque se deslizó una nota de la heladera adherida con un imán cursi que nos recordaba lo que debiamos supuestamente no olvidar, que como decaemos lo tiramos a la miercoles.
Nos vemos obligados a lastimarnos, a flagelarnos, a sangrar...
Tanto dolor al dope....
Solo por hoy me obligo a ser feliz y a no bancarme estupideces de nadie, mucho menos de gente sin cara y sin verguenza que lastima al azar, agarra el arma y la revolotea en tu cara, mientras te petrifica, y en un segunda te saca de este mundo, y se adueña de tu esencia.
Un poco espiritual pero hace falta a veces....

Visitor Map
Create your own visitor map!

viernes, 25 de abril de 2008

Saint La Morte and Baco...

Para jugar al truco se encontraron San La muerte y Baco en mi departamento. Nunca tuve habilidad para ese juego, pero me deleita ver los movimientos de los jugadores, las miradas, las palabras, las peleas que ocasionaba una sola carta. Mis invitados juegan entre ellos al truco siempre que caen por esas raras pero benditas causalidades de la vida, mientras me mantengo expectante, latente y ceremoniosa como musulmán en mezquita o un niño en navidad que espera los fuegos artificiales a las doce. Son ellos dos, mis más preciados amigos, que inevitablemente opacan mi propia y sombría existencia con una gota de ensueño y hasta una cuota de esa agradable locura que me endulza la amargura de la soledad.

San La Muerte, siempre es puntual, nunca llega en las vísperas, mucho menos después, es maquiavélicamente puntual, estructurado y hasta me atrevo decir que es un vulgar acartonado, porque debajo de esa ropa negra sobre su calavera y su inquietante hoz con olor a espadol, no hace otra cosa que pensar y organizarse para lograr verse más esquelético y maléfico. Su cuerpo pose los vestigios de una anorexia galopante, y sus ojos muestran el infinito en su versión más inquietante. Dejé de verle a los ojos porque me provocaba cataratas (de lágrimas obvio esta), solo lo recibo con una sonrisa de oreja a oreja y cierro los ojos para disimular, para parecer más agradable y no inquietar al huesudo.

Baco es otro asunto serio. Es un gordinflón cincuentón, que tiene el orgullo de decir, que por lo menos una vez en su vida supo ser feliz, y vive festejando el resto de su existencia por ese memorable momento. De curda en curda, se atraganta a más no poder. El no posee caprichos, los caprichos son deseos primitivos que no cumplimos, el los cumple a todos inmediatamente, sin discriminarlos, uno por uno. Siempre esta triste, pero nunca quiere mostrarse así, ni lo deja saber, esconde dentro suyo, una pena inmensurable. Es un tipazo, cuando se atreve a ser humano.

Los conocí en mi adolescencia cuando pase una temporada casi interminable en el infierno. Fueron en tiempos y lugares aislados, pero que los unían las mismas causas y consecuencias. Cuando se reunieron, se observaban como dos parias que se juntan en el exilio; se llevaron de maravillas, y nunca más se separaron. Quizás sea mejor así, porque hasta vi que ya hay en sus caras sensaciones diferentes; ahora San La muerte de tanto en tanto suele susurrar una lúgubre carcajada, y Baco, cada vez que entra a un bar suelta una lagrimeada a moco tendido en el baño, y vuelve a la normalidad para seguir mordiendo el pico de la damajuana. Si funciona para ellos esta unión bizarra de dos planetas, funciona para mí.

Personalmente creo que cuando la muerte tiene un leve aroma a vino y festividad, la vida suele ser más amena.

Ya los conozco a los dos como la palma de mi mano, y para entretenerme un rato suelo jugar a dibujarlos, con todo tipo de crayones, lápices, resaltadores, y si me siento muy inspirado hasta los dibujo con ojos.

Me encanta saber todo su modus operandi, me recuerdan a las calesitas maltrechas y destrozadas del parque, que no son solo predecibles y repiten las mismas dos canciones, sino que además buscan sacarme una sonrisa con sus ocurrencias.

Siempre llega San La muerte primero, pasa cerca de una hora, y recién cae con una caña de pescar volviendo de farra Baco, con un pestilente hedor de fermento de uva en su espesa barba. Hasta que el gordo aparezca siempre tomo té con mi cadavérico amigo, me acostumbre a su cháchara, a sus chismes, y hasta su manera tan plana de ver las cosas. Solía vivir renegando con sus papeles –cargarlos constantemente de aquí para allá le resulta un fastidio impresionante- los necesitaba para hacer estadísticas anuales y a estos les agregaba más cuadros aburridos, otros más tristes, otros grises, otros con aroma a velorio, y unos con números rojo sangre. En fin, La muerte puede llegar a ser muy burocrática cuando se la conoce a fondo. Gracias a Dios no reniega más, reclamó en el ministerio celestial, argumentaba que se encontraba abrumado de tanto trabajo sin sentido, y que no podía cumplir su responsabilidad principal que era transportar los últimos respiros hacia su morada final, ¡Qué se creían esos descarados, ya era una burla! Parecía más un barrendero, que La muerte. Después de una innumerable cantidad de razones por las que necesitaba una solución, el mismísimo Dios se cansó de sus quejas, y le adjudicó una laptop. No se lo escucha ni ve más fastidiado que de costumbre, creo que debe encontrarse satisfecho.

Cuando terminamos el té, un auto misericordioso y desconocido tira a Baco sobre la vereda, y por la ventana observamos su procesión quejumbrosa y rodeada de una nube de malas palabras hasta la puerta. Siempre le suplico que intente ser más precavido, pero él insiste siempre en hacer oídos sordos a mis palabras; como la vez en que robo un auto, y lo montó como si fuera un camello, pensando que se encontraba en oriente medio, y al pasar por un semáforo, lo confundió con una odalisca, todavía me encuentro traumado con esa escena. No quiero terminar de recordarla, solo te cuento que la policía terminó trayéndolo esposado con su amada: el semáforo avergonzado, que todavía tenía encendida la luz roja (solo que esa vez era un rojo intenso ¿Acaso estaba ruborizado?).

Después de que Baco se encuentra medianamente sobre sus propios pies, la batalla comienza, se sientan en los extremos de la mesa y se colocan sus gorritos –según ellos- reglamentarios (Yo averigüé a fondo en las reglas, parece que en verdad es solo un fetiche o preferencia de mis amigotes). San La muerte con cara de funeral emplea su gorro rosa afelpado junto con su mirada filosa; y Baco, con su sombrero cervecero destila competencia por los poros. Esta batalla mítica siempre dura hasta la hora señalada (hasta que empieza la novela de las seis), o por lo menos hasta que a la muerte le baje hambre o se le acabe al regordete su alcohol. Pero de todas sus peleas, recuerdo la más memorable jugada, y a pesar de que me pierdo entre las llamadas, las señas, las significantes y sonantes cartas por las cuales lloran sangre los jugadores, en medio de ese laberinto del minotaurio que es el endemoniado truco, está el diálogo entre ellos dos que me guía como hilo conductor.

Desafiante Baco con la mirada a modo de cowboy, clava desde sus labios la palabra “envido” en la calavera marmolada y barnizada de La muerte. Y como la muerte conoce el placer del miedo y del dolor, pausadamente exclama “Real envido”. A Baco se le escapaba el odio interno, y mientras le cruzaba los ojos y le sacaba la lengua al Huesos, confiando con su suerte y su esperanza de las cuales el rige por todo el vasto universo, intimidante pedía un “vale cuatro”. Y la muerte mostrando sus dos infinitos por los vacios donde debían encontrarse ojos, demuestra una perfecta calma al susurrar un “quiero”, y Baco enaltecido se paró y le tiró las cartas sobre la mesa encajándose un triunfo con un treinte y uno, y mientras estaba por dar su merecido trago triunfal, La muerte lo detuvo sonriente, porque sin duda sus treinta y tres eran mejores. El “Que hijo de puta” que gritaba el desahuciado Baco no terminaba de retumbar en todo el edificio, bajaba por las escaleras, y llegaba hasta todo los pobre transeúntes que pasmados por el tamaño de las palabrotas que inundaban la calle, apuraban el paso hasta el trabajo.

jueves, 24 de abril de 2008

CHEGA DE SAUDADES Y EL CONFLICTO CON EL ECLIPSE


Antes de lanzarme en la tediosa regularidad de tirarles un hola inescrupuloso, les interrumpo la mal pensada cotidianidad con lo que es para mi una de las canciones de bossa nova mas eclipsantes que conozco.

¿No sabe que es eclipsante? Busquelo señor o señora por favor esta ahí en el mata burros (no muerde).

Ahora me dice que no tiene nada que ver, bueno... ¿qué quiere que le diga?... improvisemos!

Yo le digo que eclipsar es cuando el corazon se pone a la misma altura que la garganta y poco a poco va tapando la respiracion y no logra uno concretar la maniobra de expulsar una misera palabrita.

!¿Qué tampoco le gusta?! Usted es un caso serio, mi estimado lector, pero bue... Intentemos de nuevo.

Eclipsar: dicese de la accion de opacar una sensacion fuerte con otra mas brillante aún, provocandole un gran trastorno al pobre bobo (termino de lunfardo que simboliza al corazon ok?).

Tampoco le convence (ya me lo esperaba).

¿Simple y liso le vendria? Para que empezemos a entendernos.

Cuando un sentimiento mayor se pone en la parte de arribadel subi baja y eclipsa al sentimiento que esta sentado en la parte de abajo.

Como obviamente lo esperaba tampoco le convence.

Mi muy estimado lector, usted tiene un grano por cerebro, la imaginación de un poroto, la creatividad de un kiwi, y es mas cuadrado que Bob Esponja, por lo tanto le invito a que se retire de su silla con una patada en el tuje desde mi pantalla hasta la suya. Ademas como decia mi Profesor Farías, nunca se llega a un concepto en su plenitud, ¿que pretende acaso usted de mi?

Chega! Chega!! Basta Basta, les dejo la canción. (No rompais)...

Chega de Saudades de GILBERTO Y de Vinicius.

Vai minha tristeza
E diz a ela que sem ela não pode ser
Diz-lhe numa prece
Que ela regresse
Porque eu não posso mais sofrer

Chega de saudade
A realidade é que sem ela
Não há paz não há beleza
esó tristeza e a melancolia

que não sai de mim

Não sai de mim

Não sai

Mas, se ela volta

Se ela voltar que coisa linda!

Que coisa louca!

Pois há menos peixinhos a nadar no mar

Do que os beijinhos

Que eu darei na sua boca

Dentro dos meus braços, os abraços

Hão de ser milhões de abraços

Apertado assim, colado assim, calada assim,

Abraços e beijinhos e carinhos sem ter fim

Que é pra acabar com esse negócio

De você viver sem mim

Não quero mais esse negócio

De você longe de mim

Vamos deixar esse negócio

De você viver sem mim


Traducción, para los que esta arriba es solo chino en su forma mas pura y nitida. (AGRADEZCO PROFUNDAMENTE A http://fraueva.blogspot.com)

Chega de saudades - GILBERTO Y VINICIUS

Va mi tristeza
Y dice que sin ella no puedo estar
Dice en un rezo
Que ella regresa
Porque no puedo sufrir más
Basta de nostalgia
la realidad es que sin ella
no hay paz, no hay belleza
sólo tristeza y melancolía
Que no sale de mi
No sale de mi
No sale
Pero, si ella regresa
Si ella regresa que cosa linda!
Que cosa loca!
Pues hay menos pecesitos nadando en el mar
Que los pequeños besos
Que le daré en su boca
Dentro de mis brazos, los abrazos
Serán millones de abrazos
Apretado así, pegado así, callado así,
Abrazos y besitos y cariños sin fin
Esto es para acabar ese negocio
De usted viviendo sin mi
No quiero más ese negocio
De usted lejos de mi
Vamos dejando ese negocio
De usted viviendo sin mi