martes, 12 de agosto de 2008

La gente tiene mania con el tiempo



Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj

Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

Instrucciones para dar cuerda al reloj

Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan.
¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus rubíes. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.


7 comentarios:

belenchus! dijo...

obviamente de nuestro amado julio cortazar

Juan Manuel Aragón dijo...

Te cuento que en Santiago estamos haciendo la revista "El punto y la coma", que se consigue en las principales librerías y bibliotecas. No te lo cuento porque sí, sino porque me gustaría que colabores con nosotros. Si te parece bien, escribime a juanmanuelaragon@gmail.com.

Gracias

nohaynombre dijo...

el tiempo tiene manía con el tiempo, la gente es simplemente maniática.
buen texto de Jules

Dama de sangre dijo...

Muy bueno!!!

Eso si yo no tengo relog de pulsera. Una ez una ex suegra me regalo uno q jamàs use no por ella (yo la adoraba) si no pq era Horroroso, asiq se lo regale a mi hermana ;)
BESOS

Andrés Navarro dijo...

hipieeeeee!!!!!!

te propongo que dejes de leer Cortazar
y pongas un disco de Miranda a todo volumen

(igual de al pedo que en Santiago
pero en Tucumàn)

(sòlo por esta noche)

Anónimo dijo...

La gente està obsesiva con el tiempo,y el nos lleva a placer.Eso es cierto,por mas "control" que querramos tener sobre el.

Cari dijo...

ahh el Sr cortazar...Es hora de recordarlo y de dar cuerda el reloj de la vida ...para q las horas caminen tranquilas en mis manos y las vea deshacerse con una sonrisa.
Lindo..como tu blog.Gracias por pasar por el mio
Cari